En los inicios de su carrera Elba Bairon (n. La Paz, Bolivia, 1947) hacía grabados y litografías cuyos trazos recordaban a los de la pintura china. La levedad y el silencio aprendidos de esta técnica se enlazaron luego con la experimentación de la puesta en escena teatral, vinculada a los vestuarios, objetos y telones que Bairon realizó en los años ochenta para obras del dramaturgo Emeterio Cerro. A comienzos de los años noventa, las líneas que antes se extendían sobre el papel se convirtieron en pequeños relieves que rozaban lo decorativo al incorporar molduras y ornamentos coloridos de yeso, pasta de papel y fieltro. Como resultado de su experimentación con los materiales y las técnicas, desde fines de los años noventa, los relieves se transformaron en esculturas de formas orgánicas, naturalezas muertas y abstracciones de pulidos perfectos. Estas figuras recuperan y reinventan el lenguaje de la escultura clásica y moderna llevando al extremo la simplicidad de las formas.
En el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires la artista presenta Sin título, el proyecto de mayor escala que haya realizado hasta el momento: una construcción de extrañas dimensiones y contornos que roza lo irreal. Hace ya muchos años, Bairon comenzó a dibujar casas miniatura en pequeñas libretas de bolsillo: apuntes para una obra que aún no había imaginado. Lentamente, en estos dibujos se fue delineando un nuevo universo, en el cual el gesto blando de sus figuras enfrentaba por primera vez una resistencia rectilínea: la casa reducida a su forma esencial.
Con esta obra, Bairon persigue una imagen precisa en la cual rige la pureza de las formas; en ella, la simplicidad de las líneas trasciende la geometría y se traslada a lo diáfano. Se trata de una geometría blanda que emerge de las formas orgánicas, una “geometría afectiva”, como la define la artista. El blanco de las superficies, la simplicidad de las líneas e incluso la ausencia de títulos hacen que estas piezas se resistan a ser nombradas; las instalaciones de Bairon llaman al silencio. Ante una cultura basada en el exceso y en la superproducción, la artista apela a nuestra capacidad de ver, oír y sentir. De esta manera, Bairon recupera una experiencia de aquello que no se puede nombrar, que no narra el mundo, sino que lo devela.
Programa público: Saperlipopette, una performance con textos de Emeterio Cerro interpretados por Alicia Muxo y Enrique Iturralde.