Pabellón Argentino en la 60° Bienal de Venecia
Ojalá se derrumben las puertas, la exposición y el libro que conforman el envío argentino a la 60° Mostra Internazionale d’Arte — La Biennale di Venezia y que presentan la obra de Luciana Lamothe, habita las fronteras (visibles e invisibles) que separan lo humano de lo no humano, lo natural de lo construido, lo conocido de lo desconocido. En este nuevo trabajo, Lamothe entrelaza maderas y caños, cuerpos y estructuras, mutabilidad y permanencia, y crea espacios dentro de espacios que modulan formas de violencia y hospitalidad en un tenso equilibrio de formas interdependientes.
Las cuatro esculturas que conforman la obra, abordan los objetos (humanos, infraestructurales, industriales y “naturales”), sus potenciales latentes y el campo espacial en el que existen para ensayar alternativas a sus formas conocidas de interacción. Para ello, nos ofrece un conjunto particular de herramientas y perspectivas que nos permiten observar, representar y analizar el entorno construido y las estructuras que lxs humanxs hemos diseñado u ocupado a lo largo del tiempo. Sus sistemas de andamios y placas de madera fenólica infiltran la arquitectura y las formas infraestructurales, para revelar las capas de tecno-texturas, información, historia y relaciones que componen sus cuerpos cuasi-industriales, cuasi-naturales. Al exhibir las entrañas desguazadas de nuestras construcciones y recomponerlas en nuevas e inesperadas formulaciones espaciales, Ojalá se derrumben las puertas insiste en la posibilidad de operar cambios sobre nuestro entorno construido y, en consecuencia, también sobre las tramas de relaciones e interacciones que conforman el mundo.
Construida íntegramente en el pabellón a partir de andamios de hierro y placas de fenólico manipuladas para formar curvas y contracurvas, la obra aloja en sus intersticios una serie de objetos que encarnan diferentes etapas en la vida de la madera: desde su origen, pasando por su extracción como recurso comodificado, su industrialización y hasta su descarte como desechos orgánicos o industriales. Reúne materiales industriales y otros recogidos en zonas cercanas a Venecia, como talleres locales y un pequeño bosque en Eslovenia. Además, la obra reutiliza materiales recuperados durante el desarme de la última Bienal de Arquitectura, algunos del mismo pabellón argentino, y otros de los pabellones de los países Nórdicos y Alemania, que a su vez reutilizó materiales de pabellones anteriores. Como consecuencia, la obra anida en su interior una serie de procesos de producción, descarte y reproducción en continuo movimiento. Esta forma de abordar los materiales que Lamothe llama “monomaterialidad” nos fuerza a prestarles una atención inusual para sentirlos parte de un sistema solidario de subsistencias encadenadas y a entablar un vínculo afectivo y sensual con los materiales.
Ph: Matteo Losurdo